Herrería, cristalería, carpintería, albañilería, fontanería, latonería y modelado son artes y oficios tan diversos y sin embargo tienen algo en común: en algún momento requieren del uso de masilla.
La masilla es blanda y moldeable; esta textura flexible se debe a su composición que la hace apropiada para los usos a los que se le destina; pero debido a sus ingredientes, se ve afectada por factores que terminan endureciéndola.
El uso o el tipo de labor determinan la composición de la masilla. Generalmente, este material es usado como sellante o como relleno en trabajos manuales y de construcción.
Ablandar masilla es una tarea tan diversa como los tipos de masilla existentes. Por ejemplo, existen masillas para trabajos de albañilería, carpintería y ebanistería, cristalería, latonería y pintura de autos y fontanería.

Masilla para renovar paredes
Por ser una de las más comunes haremos especial énfasis en la masilla usada por los trabajadores de la albañilería: su composición, cómo ablandarla y los cuidados que se deben tener para evitar que se endurezca.
Diversos elementos actúan para generar grietas, ranuras o agujeros en las paredes de nuestros hogares: cambios de temperatura, exposición permanente a la luz solar, falta de una pintura de calidad, el roce constante.
En estos casos, la masilla de albañilería es ideal para lograr una reparación y una restauración plenas de cualquier superficie deteriorada en nuestros hogares, dándole un aspecto que la hará lucir como nueva.

Las tiendas especializadas en la venta de productos de construcción exhiben masillas en polvo, que pueden ser preparadas en el momento y en la cantidad necesaria para el relleno o alisado de cualquier superficie.
La masilla en polvo puede contener hidróxido de calcio, celulosa, caolín, perlita, metilcelulosa y mármol en granos o en polvo. Solo con agregar agua obtendremos la pasta o masilla deseada para realizar nuestra faena.
Existen también en estas tiendas masillas ya preparadas que se pueden obtener en envases de diversos tamaños y ajustados a los requerimientos del momento: desde tarrinas hasta envases de cuatro galones.
Ablandar masilla para albañilería
Ablandar la masilla para albañilería que se ha endurecido no requiere de mayores conocimientos. Ocurre que al perder humedad, el producto comienza a endurecerse.
Entre sus ingredientes, la masilla cuenta con una base líquida que resulta de la combinación de agua y resinas solubles; la reposición de humedad consistirá en añadirle cierta cantidad de agua para su recuperación.
El proceso de suavizar la masilla puede hacerse en el mismo envase en el cual se adquirió. Para ello:
- En primer lugar, se verifica que la masilla no haya perdido toda su humedad. Las resinas que forman parte del producto, al secarse totalmente, hacen imposible recuperar la porción que se haya endurecido.
- Se comienza desmenuzando la masilla endurecida en trozos; podemos utilizar una espátula o un destornillador plano.
- Se va agregando pequeñas cantidades de agua a la vez que se va aplastando la masilla contra las paredes del envase, procurando integrar el líquido.
- Una vez que hayamos formado una pasta, agregamos un poco más de agua y agitamos hasta homogeneizar la mezcla, procurando lograr el punto óptimo que tenía al comprarla para poder usarla de nuevo.
¿Por qué se endurece la masilla?
Al igual que ocurre con las pinturas, la masilla para trabajos de albañilería requiere de ciertas medidas que eviten que llegue endurecerse. El endurecimiento puede ocurrir en situaciones tales como:
- Se mantiene destapado el envase mientras se hace uso del producto durante un tiempo muy prolongado.
- Se ha dejado mal tapado el envase después de haber usado la masilla.
- Se ha almacenado manera inadecuada.
¿Cómo evitar que se seque o endurezca la masilla?
- Una primera medida para evitar que nuestra masilla pierda humedad es procurar mantener bien cerrado el envase mientras no la estemos usando.
- Podemos optar por destapar el envase, echar una cantidad pequeña en otro recipiente para trabajar y cerrar bien el envase original.
- Una vez hemos terminado nuestra labor de restauración de una superficie deteriorada, guardar la masilla convenientemente en un lugar apropiado tanto en humedad, como en luz y calor.
¿Cómo ablandar otros tipos de masillas?
Pareciera haber un tipo de masilla para cada uso o necesidad; hay masillas que pueden ser aplicadas en cualquier tipo de superficies.
En cristalería, se usa masilla de vidriero para la colocación y fijación de paneles nuevos de cristal en las ventanas o para reemplazar los que se han roto.
La masilla de vidriero consiste en una mezcla de carbonato de plomo y aceite de linaza, a la cual se le agrega un pigmento blanco que le da el color característico.
Es común ablandar este tipo de masilla con querosén, ya que esta sustancia es aceitosa y le permite a la masilla de vidriero recuperar la elasticidad que haya perdido.
En carpintería también se hace uso de masilla la cual generalmente contiene mezclados aserrín o yeso y un pegamento que puede disolverse en agua o con solventes químicos.
Cualquier rajadura o agujero en la madera es perfectamente disimulado al ser rellenado con la masilla, por lo que representa ser un gran aliado para el carpintero o el ebanista.
El agua o el solvente proveen la humedad necesaria para que la masilla se mantenga elástica. Cuando la masilla se seca, pierde propiedades, lo que la hace inservible.
Si se disuelve en agua y la masilla no está totalmente seca, se agrega un poco de líquido y se agita con una espátula hasta lograr suavizar la masilla y dejarla en condiciones de ser usada nuevamente.
El mismo procedimiento se aplica si es solvente químico, que se caracteriza por su fuerte olor. En este caso, se usa acetona para ablandar la masilla, siempre y cuando no se haya secado en su totalidad.
En latonería de autos la masilla tradicional era la misma del cristalero, es decir, el mastique. Sin embargo, con la aparición de nuevos materiales para la construcción de las carrocerías, todo ha cambiado.
Hay un sinfín de productos usados en la reparación de abolladuras y rasguños en la carrocería y todos responden a las mismas indicaciones dadas para el resto de masillas, tapar bien, guardar en sitios apropiados y, en caso de necesidad, ablandar con solventes.
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