Son muchas las personas que ven en la pintura solo un elemento de decoración, sin tomar en consideración que, además de darle color a nuestras paredes, también es un elemento de protección, de conservación de su buen estado.
La pintura nos permite darle un aspecto nuevo a nuestro hogar al cubrir áreas en las que el tiempo y otros factores han dejado su huella. Suciedad, rayaduras o degradación del color y la textura obligan a un repintado o retoque ocasional.

Es el momento cuando recordamos que en algún sitio hemos dejado algo de la pintura plástica que usamos para pintar el año pasado. No tendremos que ir a la tienda de pinturas; la que hemos guardado antes nos salvará la situación.
Bueno, pensábamos que nos iba a salvar la situación; lo cierto es que la pintura se ha resecado y en ese estado no nos sirve para aplicarla a ningún tipo de superficie; es preciso ablandarla para poder reutilizarla.
¿Cómo ablandar pintura plástica?
Una de las ventajas de las pinturas plásticas es que son elaboradas con materiales fácilmente solubles en agua. Es por ello que al ir a ablandar una pintura de este tipo evitaremos usar solventes: thinner, querosén o similares.
Los pasos a seguir para recuperar una porción de pintura plástica que ha perdido sus cualidades idóneas son:

1. Nos valemos de un recipiente, cubo o balde, con capacidad suficiente, en el cual verteremos la pintura que deseamos suavizar.
Procuramos volcar todo el contenido de pintura endurecida para obtener al final un producto totalmente homogéneo; además de evitar tener que repetir el proceso.
2. Gradualmente, vamos agregando agua a temperatura ambiente a la pintura endurecida, a la vez que removemos con un palo o herramienta adecuada para esta tarea.
3. Agitamos el tiempo necesario hasta lograr que la mezcla de agua y pintura adquiera una textura suave y homogénea. Si la pintura ha logrado el espesor requerido para cubrir las superficies a pintar, ya la podemos usar.
4. En el caso de que deseemos una pintura más delgada, seguimos añadiendo agua, de manera gradual, y revolviendo la mezcla cada vez que lo logremos.
La pintura tiene un punto de textura en el que es posible cubrir las superficies sin necesidad de tener que retocar o dar segundas manos de color.
Debemos cuidar de no añadir agua en exceso, porque al adelgazar la pintura más allá de ese punto, además de no cubrir eficientemente, perdería fuerza de agarre y podría desprenderse con facilidad al secar.
5. Una forma de obtener la textura ideal es ir aplicando la pintura en las superficies que vamos a pintar, como una forma de probar, hasta llegar a la textura deseada.
6. Para lograr los mejores resultados, se recomienda mantener la pintura lo más espesa que sea posible, tomando siempre en consideración la herramienta con la cual se va a aplicar: pistola, brocha o rodillo.
Antes de ablandar la pintura plástica
Debemos verificar que la pintura no esté totalmente seca; de lo contrario, será imposible obtener de ella un producto que podamos reutilizar. Lo ideal es que la pintura conserve algo de humedad antes de su recuperación.
Pensemos en que el producto final del proceso de recuperación de la pintura endurecida debe suministrarnos una pintura sin grumos, capaz de cubrir cualquier superficie en una sola aplicación, sea esta madera, metal o concreto.
Sea acrílica o vinílica, la pintura plástica requiere solo del solvente más natural del que podemos disponer: agua. Cualquier herramienta usada en la tarea de ablandar pintura plástica puede ser lavada con este líquido y un poco de jabón.
¿Con qué aplicar la pintura plástica ablandada?
Ahora que hemos ablandado nuestra pintura plástica, podemos proceder a aplicarla con la herramienta que nos sea más cómoda: brocha, pistola o rodillo.
En cualquier caso, debemos tener presente que la consistencia de la pintura debe adaptarse a la herramienta utilizada. Para unas será más gruesa que para otras. Tal vez la pintura más delgada sea la que usemos con pistola.
Las condiciones de la superficie a pintar imponen también el tipo de herramienta y la consistencia de la pintura. No es igual pintar una superficie lisa que una rugosa.
Mientras una pared lisa la podemos pintar fácilmente con una brocha o con un rodillo, la herramienta más apropiada para la misma labor es una pistola o rociador.
Así mismo, una pintura plástica de consistencia más líquida podrá penetrar mejor en la superficie de una pared rugosa que una pintura de consistencia más gruesa.
¿Por qué se endurecen nuestras pinturas plásticas?
Todo líquido, sometido a determinada temperatura, tiende a evaporarse, a perder humedad; la pintura plástica no es una excepción. En su composición se pueden encontrar resinas líquidas y elementos sólidos.
Mientras pintamos una superficie, al conservar destapado el bote, la pintura plástica al contacto con el aire pierde humedad, por lo que siempre existirá la tendencia a la resequedad y al endurecimiento.
También influye en la resequedad de las pinturas la forma en que almacenemos los botes que la contienen. Lo ideal es hacerlo en ambientes secos para evitar que la lata se oxide, se deteriore y permita la entrada de aire.
Debe asumirse, además, que cada recipiente de pintura debe ser cerrado herméticamente; por ello, la tapa debe ajustar apropiadamente, sin dejar ningún resquicio que permita la entrada de aire y la evaporación de los líquidos.
¿Cómo evitar que la pintura se endurezca?
1. Si vamos a pintar una superficie pequeña y tenemos para ello un bote completo de un galón (3,78541 l), echamos un poco de pintura en un recipiente alterno, asegurándonos de que podamos cerrarlo herméticamente al finalizar la tarea.
Tapamos muy bien el envase de un galón para conservar la integridad de la pintura y usamos la pintura del recipiente alterno para cubrir las superficies; si sobra algo de esta, podemos cerrarla bien y guardarla apropiadamente.
2. El almacenamiento de la pintura plástica debe hacerse en un lugar preferiblemente cerrado y evitando altas temperaturas o que sea afectada por la luz del sol.
3. Debemos procurar, también, que el sitio donde guardemos nuestros botes de pintura esté libre de cualquier tipo de humedad. Con ello se evita la oxidación, corrosión y deterioro del envase en caso de que este sea de metal.
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